Hemos estado recibiendo algunas historias de nuestros misioneros y líderes nacionales sobre lo que Dios está haciendo en medio de la pandemia. Estamos compartiendo estas historias con ustedes esperando que sean de animo y también recordarles el seguir levantando en oración a nuestros hermanos y hermanas en Cristo alrededor del mundo.
Esta historia proviene de Bettina Frei, la hija de Tony y Agi Frei. Ellos viven y trabajan en el país de Hungría.
A pesar de nuestras expectativas, los últimos cuatro meses fueron muy bendecidos en casa. En Hungría, todos las escuelas para infantes cerraron, por lo que mi hija (Aliz) se quedó en casa conmigo y mis gemelos de 2 años. Además, la mayoría de las oficinas les pidieron a sus empleados que trabajaran desde casa, lo que incluía a mi esposo. Él todavía esta trabajando en casa. Primeramente, cuando nos enteramos de las restricciones (por ejemplo, el cierre de escuelas y jardines de infancia), nos quedamos impactados y un poco preocupados. Tuvimos que cambiar nuestra rutina diaria. También tuvimos que reevaluar nuestras costumbres. Por ejemplo, comencé a ir de compras solo una vez a la semana y comenzamos a cultivar un huerto. Nuestros hijos tuvieron que quedarse en casa todo el día porque las escuelas infantiles también estaban cerradas. Así que tuvimos que aprender a pasar las 24 horas del día juntos en unidad.
Dios nos ha estado enseñando cómo ser pacientes unos con otros y cómo apreciar el tiempo con nuestros hijos porque están creciendo muy rápido. Mi esposo y yo comenzamos a orar más a menudo juntos y también comenzamos a ayunar una vez por semana por diferentes personas en problemas. Al principio estábamos renuentes a las reuniones por Zoom y nos perdimos las reuniones personales de la iglesia; Sin embargo, estas reuniones en línea fueron más bendecidas de lo que pensábamos. Experimentamos cómo podríamos estar en unidad con personas que están muy lejos unas de otras. Además, estuvimos siempre en casa, teníamos más tiempo libre, para poder buscar a Dios más profundamente. Recibimos muchos mensajes de Dios. Por ejemplo, comencé a comprender con mas profundidad acerca de la gracia de Dios y la importancia de la devoción y buscar la palabra de Dios todos los días.
En resumen, Dios nos bendijo mucho durante este tiempo y nos enseñó muchas cosas. Mi esposo y yo pensamos que el mundo tiene que detenerse y pensar en su comportamiento y en su vida cotidiana. Tenemos que pasar mucho más tiempo con Jesús para poder mantenernos firmes en estos últimos días y recolectar aceite en nuestras lámparas.
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