La Familia Howell | Sirviendo en Irlanda
De las palabras más poderosas que se puede usar o escuchar es simplemente “Gracias”. Recientemente recibí una nota que decía precisamente eso. El autor recordó una conversación que tuvimos hace varios años bajo un roble. Esa conversación había resultado particularmente poderosa en sus circunstancias actuales. Comentaron cómo es que una simple frase dicha en ese momento había impactado su vida hasta hoy. Ellos querían acercarse a compartir lo importante que era para ellos y simplemente agradecerles por habernos tomado el tiempo para hablar.
Debo admitir que muchas veces no logro comprender completamente la forma en que Dios ha estado usando y bendiciendo nuestro ministerio en Irlanda. A veces puede parecer tan sutil que fácilmente se pasa por alto. Podría ser simplemente un precioso momento de vulnerabilidad que se nos invita a compartir con alguien y en ese espacio, compartimos el amor del Padre por ellos. Esta nota fue una poderosa ilustración de esto.
A veces reflexiono sobre las diferentes interacciones que tuvo Jesús cuando estuvo en la tierra. ¿Cómo elegiría a estas personas específicas, con todas las necesidades significantes que lo habrían rodeado? Para mí, me imagino que era el corazón del Padre, latiendo fuerte en su Hijo, Jesús y guiándolo. El corazón de un padre, que ve el dolor que padecen sus hijos y no se detendrá ante nada para estar a su lado, amarlos, levantarlos y llevarlos. Imagino que esta fue la pasión que impulsó a Jesús también. Sin ser demasiado dramático, este es el desafío para cada uno de nosotros al ver a las personas que nos rodean. ¿Podemos escuchar y sentir el corazón del Padre latiendo fuerte por dentro, impulsándonos hacia adelante en amor?
Como hemos sido obedientes, Dios se ha movido de formas sencillas y poderosas. Hemos sido bendecidos al escuchar estas palabras: “Gracias por estar ahí para mí cuando nadie más estaba. Gracias por todo lo que me has enseñado y me has ayudado a crecer en mi fe. Gracias por ser una voz de verdad. Gracias por amarme como soy. Gracias por estar aquí en Irlanda “. Cara a cara, de corazón a corazón, uno a uno, de familia a familia, se proclama el corazón de Dios para su pueblo. A la luz de la pandemia mundial, estas palabras de vida y amor son aún más vitales.
A medida que nos tomamos el tiempo para procesar cada uno de estos momentos, usted querido lector, estuvo en el centro de todo. Sin ustedes, nada de esto podría haber sucedido. Gracias a cada uno de ustedes. Gracias por orar por todos nosotros. Gracias por apoyarnos económicamente. Gracias por sus palabras de ánimo. Gracias por responder al corazón del Padre dentro de ustedes, esforzándose por impactar al mundo. Muchas gracias a todos. Que Dios les bendiga y les guarde.
Alabado sea el Señor…
Ora por favor…
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