Carta de Oración Agosto 2025

“Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió. Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras” Hebreos 10:23-24

En junio, nos mudamos de casa y partimos hacia Idaho. Visitamos varias iglesias allí en julio y disfrutamos de una agradable comunión con la gente. Luego, nos dirigimos al este y nos sentimos alentados por nuestra participación en las reuniones anuales de la Iglesia Evangélica de los Amigos de la Región Este.

Mientras conducíamos hacia el este para esas sesiones, pusimos nuestra casa a la venta, aceptamos una oferta y ahora está bajo contrato. Las próximas semanas las dedicaremos a visitar siete iglesias y a varios seres queridos en la Costa Este. Es fácil dejarse llevar por el ajetreo, pero comenzamos con este pasaje y concluimos nuestras presentaciones con él por una razón.

Primero, oramos esto por cada iglesia y persona que visitamos; para que mantengan firme su confesión de esperanza sin titubear, aferrándose y presentando a sus vecinos al fiel que prometió. Conocidos localmente por su amor y su forma de vivir ese amor.

En segundo lugar, necesitamos esa oración. Al visitar iglesias y al ir a los Balcanes, queremos vivir esto. Pastores y misioneros locales informaron que muchos obreros llegan a esta región y se van en dos años debido al desánimo, pero que se abren puertas de oportunidad si se quedan después de ese tiempo. Necesitamos oración para aferrarnos a nuestra confesión de esperanza, ofreciendo la fidelidad, el amor vivo.

Pero sobre todo, oramos por los habitantes de Croacia, Bosnia, Herzegovina y Montenegro, para que reciban una confesión de esperanza y la mantengan firme, para que conozcan al fiel que prometió. Para que un lugar conocido por el derramamiento de sangre y un profundo odio étnico sea conocido por el amor que sus habitantes tienen.

“Y sabrán que somos cristianos por nuestro amor, por nuestro amor, sí, sabrán que somos cristianos por nuestro amor”. ¡Que esto sea cierto en nuestras iglesias, aquí y en todo el mundo!

Alabado sea Dios… En el caos de la mudanza, yo (Jonelle) me sentía bastante estresada. Llevando un montón de cosas a algún lugar, pasamos por un campo y Alex se emocionó e insistió hasta que miré: “¡Mira, mami, es hierba verde y suave en un prado junto a un pequeño arroyo! ¡Igual que la da Jesús! ¡Él aquieta nuestros corazones!”. Se refería a una versión infantil del Salmo 23 y la ha aplicado varias veces, en varios lugares. Alabado sea Dios porque este pequeño discípulo está viendo los dones de Dios a su alrededor. Por el cuerpo de Cristo, con el que hemos tenido el privilegio de compartir. No solo nos aman, sino que también vislumbramos cómo Dios usa cada cuerpo local para brillar donde está y engrandecer su nombre. ¡Es un deleite verlo! ¡Para dos potenciales compañeros de equipo, que están orando por su papel en los Balcanes y están tomando medidas para ir! Por favor orar… Recorreremos cientos de kilómetros por la Costa Este, luego regresaremos a San Diego, donde nos alojaremos con los padres de Fred, luego a Colorado por un mes de entrenamiento y luego regresaremos a San Diego. Oren por nuestra seguridad en la carretera. Por esos posibles compañeros de equipo que siguen discerniendo la guía de Dios. Y si Dios continúa guiándolos a este campo, oren por la unidad como equipo. “Jesús, extraño (a mis abuelos, tíos, primos, amigos, mi casa, mis gatos). Estoy triste. Jesús, ¿te quedas conmigo?”. Escuchamos esa oración con frecuencia desde el asiento trasero, mientras Alex procesa las despedidas. Generalmente seguida de: “Mami, oré y Jesús está conmigo, ¡ahora soy feliz!”. Por favor, oren con nosotros, mientras nuestros hijos atraviesan esta época de cambios y despedidas, para que incluso cuando no estén felices, sepan que Jesús está con ellos. Ojalá que todos seamos prontos a depositar nuestras cargas en el Señor.