Carta de Oración Septiembre 2024

A. y M. A. | Sirviendo en Bangladesh

Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz y no de mal, para daros el fin que esperáis. Sí, su plan para nosotros siempre es bueno. A veces, no entendemos cuando atravesamos diferentes desafíos.

Muchas veces preguntamos, Señor, ¿qué me pasa? ¿Por qué sucede esto? Muchas veces culpamos a Dios. Siempre tratamos de comprender la situación con nuestra lógica, conocimiento y ciencia. Pero la obra de Dios a menudo no se juzga por la lógica o los principios científicos. Requiere fe y obediencia a la palabra de Dios. Nos sentimos decepcionados cuando juzgamos la obra de Dios con nuestros limitados ojos de conocimiento, pero no con los ojos de Dios.

Sofía voló desde Las Vegas a Bangladesh. Esta fue su primera visita a Asia y Bangladesh. Ella tiene 24 años. Estuvo con nosotros del 9 al 22 de julio. Estaba trabajando en su tesis, que trata de comprender las necesidades de los misioneros y explorar cómo los misioneros experimentan el trauma. Planeamos visitar algunas áreas de nuestro ministerio, así como algunos sitios históricos. Pero Dios tenía un plan diferente. Durante la primera semana visitamos algunas iglesias en la parte sur de Bangladesh. Fue un día muy caluroso, pero la pasamos muy bien con los miembros de la iglesia. El 12 de julio, nos enteramos de que la mano derecha de nuestro coordinador de oración estaba paralizada y su pierna derecha estaba a punto de entumecerse. Interrumpimos nuestras actividades ministeriales y regresamos al hospital para verlo, pero no lo vimos porque estaba en la CCU. Tenía las cuerdas vocales paralizadas y no podía hablar. Al día siguiente lo llevaron a otro hospital. Sofía ha visto cómo el pueblo de Bangladesh se ve privado de una atención sanitaria adecuada. Cientos de pacientes estaban en el suelo sólo para recibir atención médica. Lo llevaron a su casa tres días después porque su condición no mejoraba mucho. El médico no le dio esperanzas de recuperación. Mientras tanto, comenzaron los movimientos estudiantiles en todo el país. Estaban agitados por el movimiento de cuotas laborales. Los manifestantes nos detuvieron dos veces en el camino, pero Dios nos salvó y pudimos llegar a nuestro destino sanos y salvos. Al día siguiente visitamos dos iglesias.

El viernes 19 de julio la situación era aún peor. Todas las conexiones a Internet habían sido cortadas. Nadie pudo utilizar Facebook, Messenger, la aplicación WhatsApp o el correo electrónico; Los cajeros automáticos no funcionaban. La gente quedó completamente aislada del mundo. Esa noche se impuso el toque de queda y se ordenó un “tiroteo en el lugar”. Todos tenían miedo de salir de casa. Muchos estudiantes y civiles fueron asesinados a tiros. Tuvimos que suspender todas nuestras actividades. Nuestro único pensamiento era cómo llegar a Sofia hacia el aeropuerto de Dhaka. No pudimos ir a Dhaka debido al toque de queda. Mi hijo nos recordó un aeropuerto nacional cercano. Fuimos al aeropuerto y pedimos boletos. Ellos nos recomendaron regresar al día siguiente. A la mañana siguiente fuimos al aeropuerto, le compramos un boleto y la subimos al avión. Alabo al Señor. Ahora, el segundo pensamiento fue cómo podríamos regresar a nuestra ciudad natal. Fueron aproximadamente 12 horas de viaje. El toque de queda estaba activo. Los tres nos tomamos de la mano y oramos por su guía y protección. Hablamos con un oficial del ejército. Nos dio instrucciones sobre la carretera y nos aseguró que podíamos conducir con seguridad durante al menos dos horas y hablar con el oficial en el siguiente puesto de control para conocer la situación en el siguiente lugar. Regresamos a nuestra ciudad natal y nadie nos detuvo en el camino. Teníamos hambre, pero el Señor proveyó la mejor comida en la carretera, donde la mayoría de los patios de comidas estaban cerrados. Todo fue perfecto y estábamos bien protegidos.

Espero que Sofía pueda avanzar en su tesis y trabajar para ser una terapeuta beneficiosa para los misioneros.

Toda la alabanza sea para Dios,

A. y M. A

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