La Familia Sward / Sirviendo en Camboya
“Maestro, por favor ore por mí. Hace poco creí en Jesús, pero no tengo paz ¡para nada!”
El joven tribal había escuchado en silencio la lección bíblica, y la discusión que siguió después, pero no pudo contenerse más. Él estaba desesperado y confundido.
Sin conocer a este joven, le hice algunas preguntas y oré por él. Después de orar, le pregunté: “¿Cómo te sientes ahora?” Abrió lentamente los ojos y luego soltó estas palabras diciendo: “¡Me siento aún peor!”. Los ojos de todos estaban ahora puestos en mí. En el curso de nuestra breve interacción, logré unir piezas acerca de este joven Bunla que había hecho una profesión de fe hace aproximadamente un mes. Sin embargo, como la pequeña iglesia de su pueblo tenía menos de un año de antigüedad, y la mayoría de sus miembros son analfabetos, no había recibido ninguna enseñanza de seguimiento o discipulado personal desde entonces.
Debido a las prácticas ocultas, las enfermedades, el alcoholismo y el caos general que caracteriza a muchas familias tribales en el noreste de Camboya, por lo general, poco después de hacer una profesión de fe es necesario guiar a los nuevos creyentes a través de un proceso de liberación espiritual y sanidad interior. Sin embargo, antes de esto es importante sentar una base sólida de verdades bíblicas fundamentales. Y eso requiere tiempo.
Sentado frente a Bunla, sabía que de verdad no tenía yo el tiempo necesario para ayudarlo a él. Entonces le dije: “Bunla, no sé cómo ayudarte esta noche. Pero Jesús sí. Él está aquí. Él te ve, por dentro y por fuera y te ama. ¿Por qué no le preguntas a Jesús sobre tus problemas?
Bunla estuvo de acuerdo. Cerró los ojos y permaneció sentado en silencio durante uno o dos minutos. Cuando él volvió a abrir los ojos, le pregunté si Jesús le había revelado algo. El comportamiento de Bunla se había suavizado visiblemente. Me miró y dijo: “Jesús dijo que no tengo paz, porque digo creer en él, pero no le obedezco”.
Me quedé impactado. Bunla nunca antes había tocado una Biblia ni había recibido casi ninguna instrucción cristiana aparte del simple mensaje del evangelio. Y sin embargo, El Espíritu Santo habló directamente a su corazón, “convenciendo al mundo de pecado y justicia y juicio” (Juan 16:8).
Poco después, Bunla se inscribió en nuestro Escuela de Capacitación para Discipulado (ECD): un programa residencial de tres meses para jóvenes cristianos de nuestra provincia. Desde entonces, la comprensión de Bunla de las Escrituras, su amor por
el Señor y su deseo de servir a los demás ha crecido enormemente.
Durante estos tres meses también hemos vivido momentos difíciles. Pero a pesar de todo, Bunla continúa dando testimonio del gozo y la paz que provienen de Jesús.
En unos días, Bunla y los demás estudiantes de la ECD regresarán a sus aldeas. Por favor oren que “en medio de una generación maligna y perversa”, que describe con precisión su sociedad y la nuestra, estos jóvenes “resplandezcan como lumbreras en el mundo, aferrándose a la palabra de vida” (Filipenses 2:15-16).
Scott Sward